lunes, 11 de junio de 2012

Las bicicletas son para el verano


Un parque. Quizá pequeño parquecillo que hay ante el Museo de Ciencias Naturales. O el parque del Oeste. En uno de sus bancos están sentados Luis y Charito. En sus manos unas cuartillas que Luis acaba de entregarle.

Charito.—¿Lo has escrito tú?
Luis.—Claro. Es una poesía. La he escrito para ti. Para que te la lleves al veraneo. Y si quieres, la lees de vez en cuando.
Charito.—Bueno.
Luis. —Léela ahora. (Charito va leyendo el papel con la mirada.)
Luis. —No, pero en voz alta.
Charito. — (Empieza a leer lentamente.) «Quiero estar siempre...» ¿Aquí qué dice?
Luis. —A tu lado.
Charito. —No entiendo bien la letra. ¿Por qué no la lees tú la primera vez?
Luis. —Trae. (Coge el papel y empieza a leer, aunque, en realidad, se la sabe casi de memoria.) «Quiero estar siempre a tu lado, / quiero a tu lado estar siempre, / aunque se pasen las horas, / aunque se vayan los trenes, / aunque se acaben los días, / y aunque se mueran los meses. / Quiero estar frente a tus ojos, / quiero a tu lado estar siempre. / Quiero estar frente a tus labios, / quiero estar frente a tus dientes. / La mariposa se va, / la mariposa no vuelve. / Sé como la golondrina / para que siempre regreses, / que los caminos del ciclo /los encuentra y no los pierde.»
(Deja de leer.) Ya está.
Charito. —Es muy bonita. Qué bien escribes. Eres el que mejor escribe de quinto.
Luis. —¿Te gusta de verdad?
Charito. —Sí, de verdad. Y me gusta mucho que la hayas escrito para mí.
Luis. —¿Te la quieres llevar?
Charito. —Claro. (Toma el papel y le echa una ojeada.) Sólo hay una cosa que no me gusta. Bueno, que me gusta menos.
Luis. —¿Cuál?
Charito. —Esto... (Busca entre los renglones.) Esto de los dientes... Aquí:(Lee) «Quiero estar frente a tus dientes.»
Luis. —Eso he tenido que ponerlo para que pegue. Es un romance. Y los romances tienen que tener ocho sílabas y rima asonante en los versos pares. Como he empezado por«siempre» tengo que seguir e-e, e-e, e-e. Por eso he puesto «dientes» en vez de «cara» o«pelo» o «cuerpo». Porque si no, no era un romance.
Charito. —¿Ah, no?
Luis. —Claro, Charito, ¿no te acuerdas?
Charito. —No; la verdad es que eso nunca me entró.
Luis. — (Vuelve a tomar el papel para ampliar sus explicaciones.) Y eso de aquí, lo de la mariposa, es que es un lepidóptero de vida efímera, o sea, que vive sólo un día. Si se va, ya nunca vuelve. En cambio, la golondrina es un ave migratoria que aunque todos los años se marcha a países más cálidos, siempre vuelve a su nido.
Charito. —Sí, eso sí lo sé.
Luis. — (Habla titubeando y con cierta emoción.)Charito..., antes de que te marches de veraneo... ¿podemos vernos otra vez?
Charito. — Me marcho pasado mañana. Pero mañana, para despedirnos, hacemos una excursión en bicicleta a la Casa de Campo. Vienen Coca y los otros. ¿Por qué no vienes tú también?
Luis. —Ya sabes que no tengo bicicleta. Como me han suspendido...
Charito. —Pues la alquilas.
Luis. —No, alquilada no.
Charito.— Huy, qué soberbia.
Luis. —Es que son muy malas. (Pausa.) Y cuando vuelvas..., ¿nos veremos? Como yo esteaño voy a ir al instituto en vez de ir al colegio...
Charito. —Si quieres, nos veremos por las tardes. Puedes ir a buscarme a la salida, y me acompañas a casa. (Se levanta.) Es muy tarde.
Luis. — (Se levanta también y le muestra el papel a Charito.) ¿Te la llevas?
Charito. —Sí, trae. (Coge el papel, lo dobla y se lo guarda.)