miércoles, 27 de abril de 2016

El teatro de posguerra. Buero Vallejo


LA FIGURA DE BUERO VALLEJO EN EL TEATRO ESPAÑOL DE POSGUERRA.
LA RENOVACIÓN DEL TEATRO EN EL LLAMADO TEATRO INDEPENDIENTE


Introducción

Al término de la Guerra Civil) se instaura en España un régimen político dictatorial que impone una férrea censura sobre toda la producción literaria, pero especialmente sobre el teatro, puesto que no sólo se revisan los textos, sino también la puesta en escena, con el fin de evitar que en la representación se filtre cualquier tipo de crítica al régimen franquista. Asimismo, los grandes maestros del teatro de preguerra han muerto (García Lorca, Valle Inclán) o se han tenido que exiliar (El premio Nobel Jacinto Benavente, Max Aub, Rafael Alberti, Alejandro Casona). Así, las obras que se estrenan son aquellas que exaltan los valores de los vencedores, o bien obras del teatro clásico español donde aparecen recogidos estos valores. Es un teatro de evasión, pues, que no alude a las trágicas consecuencias de la guerra

El teatro burgués y cómico de la década de los cuarenta

En los años cuarenta y principios de los cincuenta, antes de la irrupción del teatro social, conviven las siguientes tendencias teatrales:

Teatro burgués, cultivado por Jacinto Benavente (1866-1954) y sus continuadores. Este teatro se llama también "comedia burguesa", "alta comedia", "comedia de salón", presenta por lo general enredos amorosos protagonizados por la burguesía con final feliz, con dosis de intriga y de humor, todo ello con una técnica teatral convencional. Destacan autores como: José María PEMÁN, Juan Ignacio LUCA DE TENA, Joaquín CALVO SOTELO, José LÓPEZ RUBIO, Edgar NEVILLE, Víctor RUIZ IRIARTE , etc

Teatro cómico, caracterizado por el ingenio de los argumentos, a veces inverosímiles, y un humor que raya a veces lo absurdo. Destacan Enrique JARDIEL PONCELA (Cuatro corazones con freno y marcha atrás, 1936; Eloísa está debajo de un almendro, 1940), y Miguel MIHURA (Tres sombreros de copa, 1952)

El teatro realista y social de los años cincuenta . Buero y Sastre.

En 1949 se estrena Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo. Aunque la obra presenta una temática de tipo existencial, el éxito de la obra le anima a escribir un teatro de tipo social en la década de los 50, más crítico y comprometido con los problemas del país.

Las obras de esta década abordan la miseria y las injusticias sociales que padecen las gentes humildes, las escenas son costumbristas y el lenguaje es coloquial, como el de estas clases sociales. Pero este teatro, llamado “soterrado”, muchas veces no llegó a los escenarios, o se representó en las décadas siguientes, cuando la censura era más flexible y permitía algunos enfoques críticos. La consolidación del realismo social es, por tanto, más tardía en este género que en la lírica o la novela, y se prolonga en los años 60. Junto con Buero Vallejo, destacan otros autores como Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte, pieza antibelicista, La mordaza, LA taberna fantástica), José María RODRÍGUEZ MÉNDEZ, Carlos MUÑlZ, Lauro OLMO y José MARTÍN RECUERDA

 El teatro desde los años sesenta hasta nuestros días

En la década de los 60 aparecen nuevos autores que continúan escribiendo teatro social,, pero que renuevan el lenguaje y las técnicas teatrales, sumándose a las novedades teatrales europeas. Sin embargo, sus innovaciones no fueron comprendidas por el público, por lo que tuvieron aún más dificultades para representar. Entre los autores destacan Fernando Arrabal (El cementerio de automóviles, Pic-nic). Y Francisco Nieva

Tras la muerte de Franco, el panorama teatral español va a verse dominado por el reestreno de obras prohibidas durante el franquismo, como las de Lorca, Valle o autores extranjeros, quedando los jóvenes autores españoles en un segundo plano.

Durante los 80 se da un cierto resurgimiento del teatro en el que se tratan temas de actualidad como las drogas (José Luis Alonso de Santos, La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro).Destacan también Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!), o Antonio Gala.

Sin embargo, este teatro acabará por sucumbir a las exigencias del teatro comercial y la creatividad se verá reducida al ámbito de las compañías independientes, de origen universitario, como las surgidas en Cataluña: Els Joglars, El Comediants o La Fura dels Baus. Estos grupos se caracterizan por:

- Las obras se representan en lugares alternativos a los tradicionales, sustituyendo el teatro clásico por lugares como calles, plazas, garajes, naves industriales...
-Se abandona el teatro a la italiana -y se traslada el escenario al patio de butacas y se busca la participación del espectador.
 
- La mayoría de los grupos intentaron acercarse, con su teatro a la vez lúdico y comprometido, sobre todo al público más joven e inquieto.
 
- Las obras son de autoría colectiva, es decir, no tienen un autor individual, pues todo el grupo elabora el texto y la representación.
 
- Escasa importancia del texto, pues se atiende a otros aspectos como la danza, la música, la escenografía, los efectos audiovisuales, introducción de las nuevas tecnologías, ...

- Es un teatro crítico, no sólo con lo político y lo social. Y transgresor, provocador, en contra de la moral tradicional

- El deseo de llegar a públicos más amplios y de conseguir la participación de los espectadores, los llevó también a apropiarse de técnicas propias de la farsa, la pantomima, el teatro de títeres, el circo o el cabaret, el mimo, la pantomima...

La mayor parte de estos grupos están establecidos en Cataluña: Dagoll-Dagom, Tricicle, La Cubana, La Fura dels Baus, etc. Otros grupos destacados son: en Madrid: TEM (Teatro Estudio de Madrid), Los Goliardos, Tábano, TEI (Teatro Experimental Independiente); en Galicia: Teatro Circo…

Aunque actualmente existe en España una gran abundancia de autores dramáticos, les es muy difícil poner en escena sus obras, entre otros motivos por la considerable inversión que esto exige. La multitud de tendencias y la competencia del mundo audiovisual hacen que el panorama teatral de fin de siglo no tenga uniformidad.

Hoy en día, alternan las tendencias clásicas con las novedades. Así, el Centro dramático Nacional o la Compañía de Teatro Clásico realizan montajes sobre obras consagradas, de autores clásicos del Silgo de Oro (Lope) o de principios de siglo (Lorca, Valle). A la par, una tendencia al alza es el monólogo cómico y, junto a esto, los musicales (Hoy no me puedo levantar, Jesucristo superestar...)

ANTONIO BUERO VALLEJO (1916- 2000)

Desde niño se aficionó a la lectura, a la música, a la pintura y al teatro. Durante la guerra, su padre fue fusilado y él encarcelado y condenado a muerte, pena que se le conmutó por otra de treinta años. Estuvo en varias cárceles, entablando buena amistad con otros presos, como Miguel Hernández; ayudó en un intento de fuga que le inspiró más tarde ciertos aspectos de La Fundación; y escribió sobre pintura e hizo cientos de retratos de sus compañeros, como el de Miguel Hernández. Sale de prisión en 1946. Fue nombrado miembro de la RAE en 1971, galardonado con el Premio Cervantes en 1986 y el Premio Nacional de las Letras Españolas en 1996.

En función del contenido de sus obras, pueden señalarse tres etapas en su trayectoria teatral:

1ª época: hasta 1957: predominan las obras de tema existencial. Desde el punto de vista técnico, las obras se ajustan a una estética realista y a lo que él mismo llamó “construcción cerrada” (espacio escénico tradicional y progresión clásica de la acción). En 1949 estrenó Historia de una escalera, que ganó el premio Lope de Vega y que tuvo un éxito tan clamoroso que lo consagró para siempre entre la crítica y el público. La obra trata de la frustración que sienten tres generaciones de vecinos de una misma escalera que, a pesar del paso del tiempo, no logran la prosperidad económica y social. De esta época es también En la ardiente oscuridad, que trata sobre la ceguera (y que retoma en el concierto de San Ovidio).

2ª época: de 1958 a 1970: escribe obras de tema social, ahora se insiste más en las relaciones entre el individuo y su entorno. La necesidad de burlar la censura hace que en esta época cultive reiteradamente un tipo de drama histórico, en el que la anécdota de la historia es un pretexto para plantear problemas actuales. Destacan: Un soñador para el pueblo; Las meninas; El concierto de San Ovidio; El tragaluz (centrada en unos personajes marcados por la Guerra Civil); El sueño de la razón.

3ª época: desde 1970: se suma a la innovaciones experimentales de los 70. La novedad técnica más llamativa es lo que se ha denominado “efectos de inmersión”, que nos hacen “ver” u “oír” la cosas tal y como las percibe o las imagina algún personaje, con ello logra expresar lo escondido en la conciencia, las obsesiones e incluso los trastornos psíquicos. Destacan: La llegada de los dioses; La fundación