INTRODUCCIÓN
Al
término de la guerra civil española se produce una acusada
desorientación literaria en el ámbito de la novela: los novelistas no saben qué modelo narrativo seguir.
El régimen franquista censura la narrativa crítica y social de
preguerra, así como la escrita en el exilio; asimismo, se prohíben
las mejores novelas extranjeras del momento (Proust, Joyce, Kafka,
Faulkner...). Autores como con Baroja y Azorín, siguen publicando
novelas en la estela del realismo noventayochista, pero no aportan
grandes novedades. La narrativa novecentista (generación del 14) y
vanguardista de preguerra, intelectual y deshumanizada, no parece un
modelo idóneo, dada la grave situación del país.
LA NOVELA EN EL EXILIO
Algunos
abandonan España continúan su labor literaria en otros países. Aunque cada
uno tiene personalidad propia, sin embargo todos ellos presentan
características comunes: los temas y argumentos de sus novelas giran
en torno a la guerra y sus consecuencias (el exilio, la inadaptación,
la soledad, la nostalgia de la patria, etc). Destacan autores como ....
- Francisco Ayala. Destaca por novelas como Muertes de perro
- Arturo Barea. Sobresale por la trilogía autobiográfica La forja de un rebelde
- Ramón José Sender. Destaca por obras como Crónica del alba, de carácter autobiográfico, y, sobre todo, por Réquiem por un campesino español.
- Otros autores: Rosa Chacel y Max Aub
- Francisco Ayala. Destaca por novelas como Muertes de perro
- Arturo Barea. Sobresale por la trilogía autobiográfica La forja de un rebelde
- Ramón José Sender. Destaca por obras como Crónica del alba, de carácter autobiográfico, y, sobre todo, por Réquiem por un campesino español.
- Otros autores: Rosa Chacel y Max Aub
LA DÉCADA DE LOS 40. LA NOVELA EXISTENCIAL. EL TREMENDISMO
Durante
los primeros años de posguerra la desorientación narrativa origina
diversas tendencias. Por un lado, se publican novelas triunfalistas,
que cuentan la guerra desde el punto de vista de los vencedores y que
glorifican el nuevo régimen dictatorial. Por otro, se escriben
novelas de evasión, que no reflejan la realidad del momento.
Destacan Wenceslao Fenández Flórez, autor de El
bosque animado, de
carácter lírico y humorístico, y Álvaro Cunqueiro, quien se
decanta por la novela fantástica.
Sin
embargo, a principios de la década de los 40 se publican dos novelas
que marcan un hito en la novelística de posguerra, pues con un leve
tono crítico revitalizan un género que caminaba sin rumbo: se trata
de La familia de
Pascual Duarte (1942),
de C. José Cela, y Nada
(1944), de Carmen
Laforet. Ambos autores están considerados precursores del realismo
social de la década de los 50, pues sus novelas reflejan, con un
tono amargo y una leve crítica, la vida de los españoles tras la
guerra, marcada por la miseria, la sordidez, la frustración, la
desolación, la soledad ...
Cela
crea con esta novela una nueva corriente, llamada tremendismo,
que consiste en la
presentación de la realidad en sus aspectos más crudos, al acentuar
la violencia, la miseria, la truculencia, lo soez, todo ello narrado
con un lenguaje desgarrado.
Nada
es una novela de tipo existencial. Narra la vida de Andrea, su
protagonista, en Barcelona, en un ambiente burgués, asfixiante y
paralizador.
Otros
autores de esta generación, llamada generación del 36, escribirán
novelas en la estela del realismo existencial, como el vallisoletano
MIguel Delibes, autor de La
sombra del ciprés es alargada
y el gallego Torrente Ballester
(Javier Mariño).
LA DÉCADA DE LOS 50. EL REALISMO SOCIAL. LA GENERACIÓN DE MEDIO SIGLO
En
la década de los 50 la censura se reduce. Como consecuencia, la
novela existencial de la década anterior da lugar a la novela
social, que refleja la sociedad con una crítica al régimen
franquista. En esta década agrupamos a los autores en la llamada
generación de medio siglo. El
precedente de la novela social es la obra La
colmena (1951) del
gallego Camilo José Cela, la cual se convirtió en un modelo para
los autores de esta generación. Otro autor que marcará a los
autores de esta generación es Miguel Delibes, quien en El
camino retrata el
mísero mundo rural castellano.
Los autores de la generación
de los 50, también llamada generación de medio siglo, son autores
comprometidos con la realidad, que muestran en sus novelas un gran
interés por los problemas más acuciantes de un época muy concreta
(la posguerra española) y que denuncian las injusticias sociales y la miseria de las clases sociales más desfavorecidas, con
el fin de erradicarlas, con un estilo coloquial. Interesa más la denuncia social que la calidad literaria.
Características:
Tema y argumento:
más que un argumento
existe una colección de estampas o cuadros que muestran situaciones
cotidianas, que reflejan la miseria y el sufrimiento del pueblo.
Personajes:
Predomina el personaje colectivo, como por ejemplo en La
colmena, o bien un
personaje individual que represente a toda una clase. No interesa, por tanto, el
análisis psicológico, la introspección, sino la presentación de
problemas colectivos.
Narrador:
predomina el narrador
en tercera persona y objetivo, que se limita a reproducir, como si de
una cámara cinematográfica se tratara, las conversaciones de los
personajes, de ahí la abundancia de diálogos.
Estructura:
la estructura
de la novela es sencilla y lineal, y se basa en la una yuxtaposición de cuadros.
Abundan las descripciones de ambientes y de personajes.
Espacio
y tiempo: los lugares
donde transcurre la acción suelen ser pueblos remotos y olvidados,o
los suburbios urbanos, donde habitan las clases sociales más
desfavorecidas. POr otra parte, las novelas concentran la acción en
un corto espacio de tiempo, lo cual obliga al autor a una
concentración de los episodios.
Estilo:
predomina el lenguaje
claro, sencillo, lleno de coloquialismos, cuando no vulgarismos, que
reflejan el habla común. Predomina el diálogo sobre la narración
Autores: Jesús
Fernández Santos (Los
bravos, 1954), Juan
Goytisolo (Juegos de
manos, 1954), Ignacio
Aldecoa (Con el viento
solano, 1956 o El
fulgor y la sangre (1954),
Carmen Martín Gaite (Entre
visillos, 1958), Juan
García Hortelano (Nuevas
amistades,
1959) , Rafael
Sánchez Ferlosio (El
Jarama, 1956), Ana
María Matute ( Primera
memoria), Juan
Goytisolo (Duelo en el
paraíso), Caballero
Bonald, etc. LA obra de Sánchez Ferlosio se convirtió en paradigma
de esta tendencia.
LA DÉCADA DE LOS 60. LA NOVELA EXISTENCIAL
En
los años 60 se produce un nuevo cambio narrativo, pues se abandona
la novela social y se sustituye por novela experimental. Este cambio
se debe a dos razones: por un lado, el propio desgaste de la novela
social; por otro, el desarrollo económico y el aperturismo país
permite la lectura de obras europeas
e hispanoamericanas en las que aparecen nuevas formas de contar. A
raíz de la publicación en 1962 de Tiempo
de silencio de Luis
Martín Santos, se inicia esta nueva etapa, que se caracteriza por la
renovación técnica y formal de la novela.
Características:
Continúa la reflexión crítica sobre la
sociedad española, pero las técnicas narrativas son novedosas: se
utiliza el punto de vista múltiple, que consiste en contar la
acción desde la perspectiva de distintos personajes; se emplea la
técnica del contrapunto, en la que diversas historias que ocurren de manera simultánea se entrecruzan; asimismo, se utiliza la técnica caleidoscópica, que sirve
para narrar simultáneamente un número elevado de historias; el
monólogo interior sustituye al diálogo, y sirve para reflejar el
fluir caótico y libre del pensamiento de los personajes; se emplea
el collage, es decir, se insertan fragmentos de otros ámbitos (guías
turísticas, informes policiales, anuncios, dibujos...); la acción
no se narra de forma cronológica, sino con saltos temporales; se
modifica la división tradicional de la novela en capítulos, bien
omitiéndolos, bien separando secuencias con espacios en blanco; los
personajes ya nos son colectivos, sino individuales, angustiados, con
trastornos psicológicos, con problemas de identidad; el argumento
prácticamente es inexistente, a veces es una mera excusa para
introducir opiniones y digresiones; el estilo es más rebuscado y la
sintaxis más compleja; se introduce el humor y la ironía...
En
conclusión: la demolición de los elementos tradicionales de la
novela conlleva que se hable de la antinovela.
Se trata de una novela que lleva a cabo una renovación del lenguaje
y de la estructura narrativa, que lleva a cabo una experimentación
formal.
Autores: muchos
autores de la década anterior se suman a las novedades formales,
como Camilo José Cela (San
Camilo, 1969),
Delibes (Cinco
horas con Mario,
1966) o Torrente Ballester (LA
saga/fuga de J.B.);
a estos se suman otros autores como Juan Goytisolo (Señas
de identidad,
1966) , Juan Benet (Volverás
a región,
1967) o Juan Marsé
(Últimas
tardes con Teresa,
1966),
LA
NOVELA DESDE 1975. ÚLTIMAS TENDENCIAS
El
panorama novelístico se caracteriza, desde 1975, por la convivencia
de diversas tendencias. Sin embargo, todas tienen en común que
abandonan los excesos de la novela de la década anterior, que había
primado la experimentación formal en detrimento del contenido.
Ahora, aunque no se renuncia a cierta innovación técnica, se
recupera el gusto por contar historias interesantes.
La
verdad sobre el caso Savolta,
novela policiaca de Educardo Mendoza, supone un hito en este proceso.
Este autor escribirá también parodias de la novela policiaca, como
EL laberinto de las
aceitunas o El
misterio de la cripta embrujada.
Destacan escritores como el catalán Manuel Vázquez Montalbán (Los
mares del sur), autor
de una serie de novelas detectivescas protabgonizadas por el
detective Carballo; Javier Marías, autor de novelas intimistas e
introspectivas (Mañana
en la batalla piensa en mí¸ Corazón tan blanco),
José María Merino (El
oro de los sueños),
Luis Mateo Díez, Juan José MIllas (La
soledad era esto),
JOsé Luis Sampedro (Octubre,
Octubre), Antonio
Muñoz MOlina (Plenilunio),
Terenci Moix, Julio LLamazares (La
lluvia amarilla),
Luis Landero (Juegos
de la Edad Tardía)
Estos
y otros escritores plasman en sus obras temas como la crisis de la
sociedad actual, el deterioro de las relaciones humanas, el mundo
deshumanizado en el que vivimos, el papel de la muerte, etc