miércoles, 20 de abril de 2016

La novela española de posguerra. Teoría


INTRODUCCIÓN
 
Al término de la guerra civil española se produce una acusada desorientación literaria en el ámbito de la novela: los novelistas no saben qué modelo narrativo seguir. El régimen franquista censura la narrativa crítica y social de preguerra, así como la escrita en el exilio; asimismo, se prohíben las mejores novelas extranjeras del momento (Proust, Joyce, Kafka, Faulkner...). Autores como con Baroja y Azorín, siguen publicando novelas en la estela del realismo noventayochista, pero no aportan grandes novedades. La narrativa novecentista (generación del 14) y vanguardista de preguerra, intelectual y deshumanizada, no parece un modelo idóneo, dada la grave situación del país.

LA NOVELA EN EL EXILIO
 
 Algunos abandonan España  continúan su labor literaria en otros países. Aunque cada uno tiene personalidad propia, sin embargo todos ellos presentan características comunes: los temas y argumentos de sus novelas giran en torno a la guerra y sus consecuencias (el exilio, la inadaptación, la soledad, la nostalgia de la patria, etc). Destacan autores como ....
- Francisco Ayala. Destaca por novelas como  Muertes de perro 
Arturo Barea. Sobresale por la trilogía autobiográfica  La forja de un rebelde
- Ramón José Sender. Destaca por obras como Crónica del alba, de carácter autobiográfico, y, sobre todo, por Réquiem por un campesino español.
- Otros autores: Rosa Chacel y Max Aub

LA DÉCADA DE LOS 40. LA NOVELA EXISTENCIAL. EL TREMENDISMO

Durante los primeros años de posguerra la desorientación narrativa origina diversas tendencias. Por un lado, se publican novelas triunfalistas, que cuentan la guerra desde el punto de vista de los vencedores y que glorifican el nuevo régimen dictatorial. Por otro, se escriben novelas de evasión, que no reflejan la realidad del momento. Destacan Wenceslao Fenández Flórez, autor de El bosque animado, de carácter lírico y humorístico, y Álvaro Cunqueiro, quien se decanta por la novela fantástica.
Sin embargo, a principios de la década de los 40 se publican dos novelas que marcan un hito en la novelística de posguerra, pues con un leve tono crítico revitalizan un género que caminaba sin rumbo: se trata de La familia de Pascual Duarte (1942), de C. José Cela, y Nada (1944), de Carmen Laforet. Ambos autores están considerados precursores del realismo social de la década de los 50, pues sus novelas reflejan, con un tono amargo y una leve crítica, la vida de los españoles tras la guerra, marcada por la miseria, la sordidez, la frustración, la desolación, la soledad ...
Cela crea con esta novela una nueva corriente, llamada tremendismo, que consiste en la presentación de la realidad en sus aspectos más crudos, al acentuar la violencia, la miseria, la truculencia, lo soez, todo ello narrado con un lenguaje desgarrado.
Nada es una novela de tipo existencial. Narra la vida de Andrea, su protagonista, en Barcelona, en un ambiente burgués, asfixiante y paralizador.
Otros autores de esta generación, llamada generación del 36, escribirán novelas en la estela del realismo existencial, como el vallisoletano MIguel Delibes, autor de La sombra del ciprés es alargada y el gallego Torrente Ballester (Javier Mariño).

LA DÉCADA DE LOS 50. EL REALISMO SOCIAL. LA GENERACIÓN DE MEDIO SIGLO

En la década de los 50 la censura se reduce. Como consecuencia, la novela existencial de la década anterior da lugar a la novela social, que refleja la sociedad con una crítica al régimen franquista. En esta década agrupamos a los autores en la llamada generación de medio siglo. El precedente de la novela social es la obra La colmena (1951) del gallego Camilo José Cela, la cual se convirtió en un modelo para los autores de esta generación. Otro autor que marcará a los autores de esta generación es Miguel Delibes, quien en El camino retrata el mísero mundo rural castellano.
Los autores de la generación de los 50, también llamada generación de medio siglo, son autores comprometidos con la realidad, que muestran en sus novelas un gran interés por los problemas más acuciantes de un época muy concreta (la posguerra española) y que denuncian las injusticias sociales  y la miseria de las clases sociales más desfavorecidas, con el fin de erradicarlas, con un estilo coloquial. Interesa  más la denuncia social que  la calidad literaria.

Características:
Tema y argumento: más que un argumento existe una colección de estampas o cuadros que muestran situaciones cotidianas, que reflejan la miseria y el sufrimiento del pueblo.
Personajes: Predomina el personaje colectivo, como por ejemplo en La colmena, o bien un personaje individual que represente a toda una clase. No interesa, por tanto, el análisis psicológico, la introspección, sino la presentación de problemas colectivos.
Narrador: predomina el narrador en tercera persona y objetivo, que se limita a reproducir, como si de una cámara cinematográfica se tratara, las conversaciones de los personajes, de ahí la abundancia de diálogos.
Estructura: la estructura de la novela es sencilla y lineal, y se basa en la una yuxtaposición de cuadros. Abundan las descripciones de ambientes y de personajes.
Espacio y tiempo: los lugares donde transcurre la acción suelen ser pueblos remotos y olvidados,o los suburbios urbanos, donde habitan las clases sociales más desfavorecidas. POr otra parte, las novelas concentran la acción en un corto espacio de tiempo, lo cual obliga al autor a una concentración de los episodios.
Estilo: predomina el lenguaje claro, sencillo, lleno de coloquialismos, cuando no vulgarismos, que reflejan el habla común. Predomina el diálogo sobre la narración

Autores: Jesús Fernández Santos (Los bravos, 1954), Juan Goytisolo (Juegos de manos, 1954), Ignacio Aldecoa (Con el viento solano, 1956 o El fulgor y la sangre (1954), Carmen Martín Gaite (Entre visillos, 1958), Juan García Hortelano (Nuevas amistades, 1959) , Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama, 1956), Ana María Matute ( Primera memoria), Juan Goytisolo (Duelo en el paraíso), Caballero Bonald, etc. LA obra de Sánchez Ferlosio se convirtió en paradigma de esta tendencia.

LA DÉCADA DE LOS 60. LA NOVELA EXISTENCIAL

En los años 60 se produce un nuevo cambio narrativo, pues se abandona la novela social y se sustituye por novela experimental. Este cambio se debe a dos razones: por un lado, el propio desgaste de la novela social; por otro, el desarrollo económico y el aperturismo país permite la lectura de obras europeas e hispanoamericanas en las que aparecen nuevas formas de contar. A raíz de la publicación en 1962 de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos, se inicia esta nueva etapa, que se caracteriza por la renovación técnica y formal de la novela.

Características:
Continúa la reflexión crítica sobre la sociedad española, pero las técnicas narrativas son novedosas: se utiliza el punto de vista múltiple, que consiste en contar la acción desde la perspectiva de distintos personajes; se emplea la técnica del contrapunto, en la que diversas historias que ocurren de manera simultánea se entrecruzan; asimismo, se utiliza la técnica caleidoscópica, que sirve para narrar simultáneamente un número elevado de historias; el monólogo interior sustituye al diálogo, y sirve para reflejar el fluir caótico y libre del pensamiento de los personajes; se emplea el collage, es decir, se insertan fragmentos de otros ámbitos (guías turísticas, informes policiales, anuncios, dibujos...); la acción no se narra de forma cronológica, sino con saltos temporales; se modifica la división tradicional de la novela en capítulos, bien omitiéndolos, bien separando secuencias con espacios en blanco; los personajes ya nos son colectivos, sino individuales, angustiados, con trastornos psicológicos, con problemas de identidad; el argumento prácticamente es inexistente, a veces es una mera excusa para introducir opiniones y digresiones; el estilo es más rebuscado y la sintaxis más compleja; se introduce el humor y la ironía...
En conclusión: la demolición de los elementos tradicionales de la novela conlleva que se hable de la antinovela. Se trata de una novela que lleva a cabo una renovación del lenguaje y de la estructura narrativa, que lleva a cabo una experimentación formal.
Autores: muchos autores de la década anterior se suman a las novedades formales, como Camilo José Cela (San Camilo, 1969), Delibes (Cinco horas con Mario, 1966) o Torrente Ballester (LA saga/fuga de J.B.); a estos se suman otros autores como Juan Goytisolo (Señas de identidad, 1966) , Juan Benet (Volverás a región, 1967) o Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa, 1966),

LA NOVELA DESDE 1975. ÚLTIMAS TENDENCIAS

El panorama novelístico se caracteriza, desde 1975, por la convivencia de diversas tendencias. Sin embargo, todas tienen en común que abandonan los excesos de la novela de la década anterior, que había primado la experimentación formal en detrimento del contenido. Ahora, aunque no se renuncia a cierta innovación técnica, se recupera el gusto por contar historias interesantes.
La verdad sobre el caso Savolta, novela policiaca de Educardo Mendoza, supone un hito en este proceso. Este autor escribirá también parodias de la novela policiaca, como EL laberinto de las aceitunas o El misterio de la cripta embrujada. Destacan escritores como el catalán Manuel Vázquez Montalbán (Los mares del sur), autor de una serie de novelas detectivescas protabgonizadas por el detective Carballo; Javier Marías, autor de novelas intimistas e introspectivas (Mañana en la batalla piensa en mí¸ Corazón tan blanco), José María Merino (El oro de los sueños), Luis Mateo Díez, Juan José MIllas (La soledad era esto), JOsé Luis Sampedro (Octubre, Octubre), Antonio Muñoz MOlina (Plenilunio), Terenci Moix, Julio LLamazares (La lluvia amarilla), Luis Landero (Juegos de la Edad Tardía)

Estos y otros escritores plasman en sus obras temas como la crisis de la sociedad actual, el deterioro de las relaciones humanas, el mundo deshumanizado en el que vivimos, el papel de la muerte, etc