martes, 29 de enero de 2019

Fray Luis de León

Actividades interactivas sobre Oda a la vida retirada


Preguntas sobre Oda  a la vida retirada:

1.- Según el poeta, ¿quiénes son los sabios (pocos) que hay en el mundo?

2.- ¿Qué simboliza el mar tempestuoso? ¿Qué figura literaria utiliza el autor?
      ¿Cuál es ese puerto seguro,?

3.- ¿Qué no quiere el poeta? ¿Qué quiere el poeta?

4.- ¿Prefiere una vida en compañía o solitaria?
      ¿Qué tipo de emociones negativas desdeña?

5.- Ordena los tres primeros versos de la lira V 
    ¿qué figura literaria hay en esos versos?
    ¿Cuál es el recurso literario presente en estos versos

6.- ORdena la lira sexta
     ¿Por qué se apresura la fontana? ¿qué figura literaria hay en ella?
     Su hermosura... la de quién?

7.- Indica el verbo principal y el sujeto de la lira 7
 ¿qué acciones positivas realiza sobre el paisaje?

8.- Indica el sujeto de la lira octava.
¿Qué acciones realiza ese sujeto sobre el paisaje?
¿Qué efecto positivo tiene sobre el ánimo del poeta?

9.- ¿Con qué se conforma el poeta?
¿Qé es lo que no echa de menos? ¿Qué tipo de persona sería la que "no teme la mar airada"?

10.- En esta estrofa, como en la anterior, el poeta establece un contraste entre él y los demás.
¿Qué hacen los demás? ¿Qué prefiere hacer él, por el contrario?


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Con la expresión “Dichoso aquel...” inicia el poeta latino __________ su Epodo II, donde alaba la vida alejada de la ciudad y de sus ataduras para vivir refugiado en la tranquilidad y austeridad del campo, ideal compartido también por Epicuro y Séneca. ¿Qué otros dos tópicos aparecen asociados al tópico del “beatus ille”?
Dichoso aquel que vive lejos de los negocios, 
como la primitiva raza de los mortales, 
y labra los campos heredados de su padre 
con sus propios bueyes, 
libre de toda usura, 
y no se despierta, como el soldado, 
al oír la sanguinaria trompeta de guerra, 
ni se asusta ante las iras del mar, 
manteniéndose lejos del foro 
y de los umbrales soberbios de los ciudadanos poderosos. 
Así pues, enlaza los altos álamos 
con el crecido sarmiento de las vides, 
contempla en un valle apartado 
sus rebaños errantes de mugientes vacas, 
y cortando con la podadera las ramas estériles, 
injerta otras más fructíferas, 
o guarda las mieles exprimidas en ánforas limpias, 
o esquila las ovejas de inestables patas. 
O bien, cuando Otoño ha levantado por los campos 
su cabeza engalanada de frutos maduros, 
¡cómo goza recolectando las peras injertadas 
y vendimiando la uva que compite con la púrpura, 
para ofrendarle a ti, Príapo, 
y a ti, padre Silvano, protector de los linderos! 
Agrádale tumbarse unas veces bajo añosa encina, 
otras sobre el tupido césped; 
corren entretanto las aguas por los arroyos profundos, 
los pájaros dejan oír sus quejas en los bosques 
y murmuran las fuentes con el ruido de su agua al manar, 
invitando con ello al suave sueño. 

  Durante el Renacimiento, la imitación de los temas clásicos de la cultura grecolatina convirtió este tópico en uno de los preferidos por los poetas del siglo XVI, entre los cuales sobresale Fray Luis de León con su “Oda a la vida retirada”, uno de los poemas más conocidos de la literatura española muy similar al de Horacio. He aquí un fragmento:
¡Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruïdo
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!      (...)     
  ¡Oh campo, oh monte, oh río!
¡Oh secreto seguro deleitoso!
roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.   
 Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de quien la sangre ensalza o el dinero.          
  Despiértenme las aves
con su cantar süave no aprendido,
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
quien al ajeno abritrio está atenido  [...]       
 
 
 Durante el Barroco surge un tema similar, la “alabanza de aldea y el menosprecio de corte” ,cuyo máximo exponente es Andrés Fernández de Andrada con la Epístola moral a Fabio.  Se centra más en la crítica a la codicia y ansia de poder que contaminaba las grandes ciudades y  los ambientes cortesanos, pero también describe la vida rural

 ¡Pobre de aquel que corre y se dilata
por cuantos son los climas y los mares, 
perseguidor del oro y de la plata! 
Un ángulo me basta entre mis lares, 
un libro y un amigo, un sueño breve, 
que no perturben deudas ni pesares. 
Esto tan solamente es cuanto debe
Naturaleza al simple y al discreto, 
y algún manjar común, honesto y leve. 
Luis de Góngora retoma con tono humorístico este tópico en una composición opular, una letrilla titulada “Ándeme yo caliente y ríase la gente" (el título proviene de un refrán),cargada de coloquialismos.
Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días 
mantequillas y pan tierno;
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente. 
Coma en dorada vajilla 
el Príncipe mil cuidados,
como píldoras dorados;
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente, 
y ríase la gente. 
Cuando cubra las montañas
de blanca nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del Rey que rabió me cuente,
y ríase la gente.